Esta propuesta intentó unir el mar de Galilea con las ruinas y el monte. Los problemas vinieron cuando el proyecto se desarrolló.
En esta entrada quisiera revisar públicamente mis fallos.
“Sembrar” una parcela tan grande con muchas cajas a lo largo de casi 800 metros y ningún sistema claro provocó un desorden y no permitía leer el proyecto de manera fácil y me dificultaba crear espacios relacionados, que no estuvieran inconexos.
En este última planta se ve una mayor ordenación pero seguía sin ser claro y además los espacios, aunque habían mejorado, no eran muy interesante ya que eran los espacios sobrantes entre objetos y además seguía sin conseguir cohesión.
El punto de entrada del mar quedo muy retirada y no conseguía la entidad que buscaba desde el principio, parecía un añadido al proyecto y no el punto de inicio.
Otro fallo que arrastré desde el principio, fue la forma de la basílica, la cual creía que era la mejor y aunque el proyecto haya variado la basílica ha sido la misma.
Por eso decidí tras múltiples modificaciones y no sacar nada en claro, probar otra solución (que expondré más adelante y fuera de la fecha de entrega) pese al breve tiempo del que disponia, pues esta parte ha sido un laboratorio.
Las conclusiones del mismo son:
Para que un proyecto se lea se necesita ORDEN Y JERARQUIA en los espacios.
Las relaciones no son entre objeto sino entre espacios.
Sí tienes un punto fuerte no puede resultar anecdótico.
No debo obcecarme con una forma, el proyecto no es la forma.
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